jueves, 9 de julio de 2015

Sembrando semillas de gusanos y semillas de cambio

Lo que relataré a continuación, es una de mis experiencias cuando como estudiante de maestría en antropología, estuve en la Mixteca, específicamente viviendo en el pueblo de San Mateo Peñasco. Es interesante, cómo hay ciertos episodios y detalles que uno nunca olvida e, incluso, podemos ver de forma tan clara pero, ésto no ocurre (al menos a mí) con respecto al tiempo, a la cronología de los hechos. Puedo decir que mantengo cierta idea de cuándo ocurrieron tales situaciones y, si cierro los ojos y me concentro, puedo llegar a fijar una fecha aproximada, pero no es algo tan espontáneo como lo es, "mi mirada atrás de las caras, los paisajes, aquellas sonrisas y primeras palabras con ellas, etc."

Siento que el tiempo se me pierde, no; más bien se me extravía porque afortunadamente cuento con fotografías, escritos y recuerdos. Sin embargo, cuando quiero saber más, como ahora, voy a la estantería que tengo justo atrás de mí y desempolvo mi tesis de pastas azules. Leo en lo alto "Universidad Iberoamericana" y justo en medio "Proyectos de desarrollo de la sericultura en el ámbito rural de Oaxaca" y abajo; "México D.F. junto con el año "1994". Entonces paso las páginas atropelladamente porque al revisar, leo y me emociono. Y ya saben ustedes que las emociones hay que vivirlas aunque traigan nostalgia y algo más sino, ¿para qué las queremos?



En fin, pero volviendo a lo que quiero platicarles... Perdón, pero no avanzo porque vuelvo a detenerme en esta preciosa palabra: platicar. Y es que cuando se está lejos de su tierra, encontramos un nuevo significado a muchas cosas. Como antropóloga sé bien que el método comparativo es la mejor forma de conocernos, conocer en general, aprender y cuestionarnos. Pero bueno, quiero decirles que después de vivir más de veinte años en España y, escuchar sobretodo que la gente habla y no platica; me enorgullezco de saber que en México, al menos, damos la opción a la palabra para conversar y no sólo hablar por hablar. Bueno, ésto no es tan cierto, pero mis amigos españoles, sabrán perdonarme porque tampoco los mexicanos realmente somos unos maestros en el ámbito de la comunicación. O sea que mi pecado es con el "maíz" y con el "vino". ¡Órale pues! 

Pero es cierto que por acá, las personas se sonríen cuando con mi acento aún mexicano (aunque del otro lado del charco me digan que ya no lo tengo tan, tan...), les digo; "¡vamos a platicar!" o conjugo con mi acento cantarino, este verbo, excepto con el vosotros porque simplemente, no me sale y, las cosas forzadas se notan extrañas.

Cerrando esta larga pausa, vamos a ver si puedo regresar a lo que quería platicarles.

Es sobre lo que hizo tía Bego, aquella mujer que me quiso mucho y me ofreció un lugar para quedarme mientras mi investigación y mi deseo me detuvieran en esta región.


Ella me hizo ver con claridad algo que sucede generalmente con nosotras y nosotros, quienes llegamos a un lugar para hacer por ejemplo; una tesis y dejamos algo... o cambiamos algo, y somos inconscientes de ello y, por eso debemos saber que nuestro actuar debe y tiene que ser profesional. En el caso que contaré no tuvo mayor repercusión que unas risas, y una única temporada (pero al final hubieron más) donde mi tía Bego tuvo gusanos de seda. Así me sorprendió cuando en 1990 regresé al pueblo:

Reproduzco este episodio:

Tía Bego es originaria de la región de la Cañada; se casó con un hombre de San Mateo Peñasco y tiene ocho hijos: Flor (21 años), Erika (18), Rodolfo (16), Agustín (14), Joel (14), Eugenia (5), Leonor (3) y Griselda (2). Tía Bego nunca había cultivado gusanos de seda hasta el año 1990. [Sic] Ella me contaba:

[En 1987] aquí veo que mucha gente tiene sus gusanos y luego lo que sacan lo van a vender a La Costa. Dicen que allí, los tacuates compran mucha seda, pero como yo no he tenido tiempo de criarlos [sic], ni lo sé hacer porque yo no lo aprendí de chica, pues no tengo  [sic] esos animalitos y, ni podría viajar tan lejos porque no sé que diría él [refiriéndose a su esposo], si dejo todo aquí ...y porque me da miedo. Una vez me dijeron Tila y el padre Mario que los cultivara..., que ellos me daban la semilla, pero ¿a qué hora lo hago?. Tila no tiene quehacer y pues puede tener seda.


Ahora verás  que [sic](1990) yo también cultivé mis gusanos. Tila me regaló la semilla. Es que como viene mucha gente como tú a ver lo de los gusanos, pues quise ver cómo se hacía. Como yo no sé, le pedí a mi comadre Inés que me ayudara porque ella, sí los cultivó alguna vez.

...


Tal y como dijo tía Bego, vendió a tía Ángela la caja de capullos que obtuvo y ya no volvió a "echar los gusanos" en años siguientes... Sin embargo, según el ingeniero Víctor Aquino (del Instituto Tecnológico de Oaxaca), tía Bego ha vuelto a criarlos (1994), siendo una de las sericultoras que ha mostrado mayor entusiasmo por el proyecto sericícola. El Ing. Aquino afirma, refiriéndose a ella:


"Participa en todas las juntas que organizamos y le damos semilla. Ahora ella se ha dado cuenta que no es necesario trabajar con mucha semilla porque los nuevos huevecillos producen más seda y exigen menos alimento. Tan es así, que ella me pidió, la última vez, menos de lo que yo reparto a las señoras en promedio porque dice: "Quiero sólo los suficientes para poder cuidar, alimentar e hilar".








Ojalá pronto pueda regresar a San Mateo y saber de tía Bego sobretodo.

miércoles, 8 de julio de 2015

"No lo diré"

- ¿Está muerto?
- Completamente. No hay duda.
- ¿Pero cómo pasó?

No lo sé. Ayer aún pude hablar... pero, hoy de repente, no oí nada. He revisado toda la casa, seguido el cable y no encuentro porqué sucedió. Estoy confundida.

- ¿Y Matías?

Matías no lo sabe todavía. Tardará en llegar pues finalmente fue a recoger los libros que Laura no podía entregarle. Estará aquí a las siete, me dijo que tomaría el tren que salía de Atocha a las seis y cuarto. Tenemos tres horas para solucionar el problema y que Matías, no repare en ello.

Esa mañana, Laura comenzaba su día muy temprano. No le hacía falta que sonara su despertador porque abría los ojos esperando sorprenderlo y, lo sorprendía puesto que cinco minutos antes del ring, ring; ella ya se encontraba en la cocina preparando su café y los desayunos frugales de sus hijos. Era un día especial, pues venía de México su amiga Marcela con la que compartió la edad en que la vida nos ofrece un goteo de sorpresas y tenemos la sonrisa más retadora y, por supuesto, jovial.

Laura tenía que ir a recoger a Marce al aeropuerto y lo haría en metro pues se había quedado sin coche debido a que el mecánico no se lo había podido entregar la tarde anterior. ¡Todo un contratiempo! 

Matías era profesor de música y Laura, le había prometido conseguirle los ansiados libros, imposibles de encontrar en las librerías de Madrid y que Marcela traería de México.

Matías antes de recoger los libros, pasó al centro comercial para comprar un teléfono nuevo, de esos que puedes mover de un lugar a otro y sólo hay que ser consciente de colocarlo en su base para no descargar. Luego recogió los libros y a las siete y diez estaba abriendo la puerta de su casa. Se dirigió al salón, prendió la luz, colocó el paquete de la compra en el suelo y se puso a leer tranquilamente. En ese momento, sonó el teléfono; aquél que tenía en su mesilla del pasillo. Matías se extrañó y todavía dudó de que el sonido viniera realmente de su teléfono porque la tarde anterior, su teléfono estaba muerto.





sábado, 2 de mayo de 2015

Con mami, llendo a la plaza.

Recuerdo cuando con mi abuelita íbamos al mercado Benito Juárez. Hace ya tiempo pues era una niña, quizá de 10 años y eso hace ya más de catorce mil cuatrocientos días.  Intento recordar pero, la verdad, me cuesta un poco; sin embargo procuro hacerlo y reconstruir ese momento.

Salíamos de casa y caminábamos por la calle Juárez que antes no estaba tan transitada y, aún los coches podían estacionarse a lo largo de la misma. Todo era diferente, obviamente. Mi memoria trae una ciudad limpia, sin tanto ruido… de nada; y donde se respiraba mucha tranquilidad y paz. Dicen que con el tiempo, se llegan a idealizar otros momentos pero creo, que en este caso, no lo estoy haciendo.


Después de caminar por la calle de Avenida Juárez,  dábamos vuelta por Reforma y luego, por la de Hidalgo donde estaba una tienda llamada “La Piñata” y donde mami –mi abuelita-, saludaba a Pepe, a doña Lala y a don Antonio. Después, llegábamos al Zócalo.Todavía el tránsito estaba permitido por esta zona, pero no había dificultad en cruzar las calles, como ahora. Hay ciertos comercios que siguen allí, aunque no son lo mismo, es el caso de La Lonja, allí saludábamos a Diana y luego, al llegar a la esquina de  García Vigil con Guerrero empezaban a contarse innumerables puestos. Rememoro ese ambiente, allí sí había ruido, había mucha gente, habían golpes pues entre el remolino de paisanos, todo podía ocurrir, habían olores, había un arcoíris no sólo de sensaciones y colores. Toda la calle de Guerrero, Miguel Cabrera, Las Casas y Aldama estaban prácticamente inundadas de puestos pequeños y grandes.  Mi abuelita iba con Feli o quizá Patricia, ellas llevaban el canasto de carrizo, donde metían todo aquello que teníamos que comprar. Así es, eran los famosos canastos de carrizo o las bolsas de iztle que han sido sustituidos en la actualidad por bolsas de plástico aunque de colores, de tela o los famosos carritos para la compra.







Dicen que los recuerdos llegan mejor cuando uno está dispuesta a que la nostalgia entre en el corazón, cuando el día acompaña para buscar dentro de nuestros ojos esa parte de la historia que uno caminó. Así que voy a detenerme pues ahora; mi corazón se entretiene en otras cosas y mi día debe comenzar otra aventura.

sábado, 11 de abril de 2015

Mi amiga

A Victoria:

Quiero imaginarme subiendo el Cerro de San Felipe y desde allí recobrar toda la magia de mi niñez que siempre me produce alegrías y me reconforta y luego, regresar a Madrid para esperar tu llamada. Tenemos muchas cosas pendientes querida amiga, así que porfavor recupérate y vayamos al parque donde con peluso, argie, pirata y doña Maria Luisa paséabamos esperando que el tiempo trasncurriera divertidas y compartiendo secretos y planes. 

Te recuerdo con la alegría cubana que presumes por dondequiera que vas. Tu plática desenfadada y salpicada de tu peculiar acento y simpatía siempre me hacía preguntarte si era cierto aquello que contabas y cómo lo contabas. Nos conocimos hace más de un año y siempre fuimos cómplices para acabar nuestra tarea en casa de Marisa; llegabas quince minutos antes de tu hora y sólo era porque querías compartir conmigo tus cosas y saber cómo me había ido el día. Así eres; espontánea y jovial pues tu edad es una mentira de tu carácter.

Cruzo el río de San Felipe y encuentro un paisaje lleno de tonos y matices donde el agua transparente y fresca me devuelve la paz que perdí el jueves por la tarde cuando supe qué te había ocurrido. Tomo en mis manos esa agua y me refresco la cara, intentando sacudir mi alma y abrir los ojos para saber que mañana volveré a sonreírte. 

Todo irá bien. 











Carmen


Madrid a 11 de abril de 2015.


viernes, 27 de marzo de 2015

Proponiendo una lectura



México es un país mágico y surrealista que se camina rápido con los ojos, pero lento con la vista. Un país lleno de contradicciones cargadas de verdad y sabores fantásticos e inimaginables que deleitan corazones, paladares y sabrosas lecturas. Un ejemplo es "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel que ayer redescubrí y que volvió a entretenerme y a darme pistas para entenderme.

Un libro imprescindible para sentir y dejarse llevar en una grata mañana de cualquier día. Y luego, hacer una visita a cualquier mercado de Oaxaca y pensar en los platillos de Chencha y de Tita.

Aquí les dejo una prueba...







Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que ha nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre la energía al alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un sólo fósforo.

Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo".


domingo, 22 de marzo de 2015

Platicando sobre un rincón mágico en el corazón de Oaxaca

Mi descubrimiento:







Acostumbro a viajar con un breve plan de vacaciones consistente en objetivos concretos como por ejemplo; los del verano pasado: disfrutar del mar, el sol y la tranquilidad. Sabiendo lo que quiero y busco; cuento mis ahorros de un año y entonces decido. En aquella ocasión, pensé en regresar a México que es un país que quiero y conozco desde hace una década, cuando viajaba con mochila y sleeping bag.

De México he estado en su maravillosa ciudad capitalina que no me canso de recorrer “y volver y volver a tus brazos otra vez”, como dice la canción. Visito museos, mercados y edificios coloniales; calles, espectáculos y restaurantes. También he ido a la sierra Tarahumara y viajado en el tren de Chihuahua (Chepe) de donde guardo montón de fotos como también, las tengo de Mazatlán o Veracruz.

Cuando viajo acostumbro a guiarme de los comentarios de la gente, el “boca a boca” y lo que encuentro en las redes sociales. De esta forma, supe de Huatulco y sus playas y me dispuse a ir para allá el verano pasado, así que comencé a indagar sobre la manera de llegar y encontré, al menos dos opciones en avión: vía ciudad de México (D.F) a Huatulco o, vía Oaxaca a Huatulco. Como no conocía la ciudad de Oaxaca, planeé estar al menos dos días en esta ciudad y luego dirigirme a la playa.

Me habían hablado del Hotel Las Golondrinas unos amigos que habían estado varias veces allá, así que acudí a Goggle y quise saber más; qué se contaba, cómo era, sus precios, su localización, su servicio y todo lo que me ofrecía. Me maravillé del hotel y de su historia; no sólo la del proyecto de hotel inaugurado en diciembre de1989, sino la de la propia casa que era una vecindad típica de los años 60 y 70´, con la vida de su gente y de doña Petra, una señora que era la encargada del cobro de las rentas y del orden de la vecindad. Mientras iba leyendo acerca de esta parte de la historia de la gran casa, iba imaginando a la gente, y a una Oaxaca de esos tiempos.

En la página web del hotel, las fotos me hablaban de una casa antigua transformada en hotel con no más de treinta habitaciones, pasillos y patios llenos de plantas, flores. Me di cuenta en ese momento que no iría a un hotel típico, de esos impersonales donde te sientes muchas veces parte del inmobiliario y no uno mismo, que también quiere impregnarle al color del ambiente, el matiz personal y único que tenemos como huéspedes y personas.

Afortunadamente mi español si bien puede mejorarse, no es básico y pude traducir de las frases o palabras sueltas que leía, algo más que su significado y me interesé en la historia que se contaba de la vecindad y me convencí que Las Golondrinas sería mi refugio por cuatro días y no sólo por dos.

Llegué al hotel la penúltima semana de agosto a las 8 de la mañana. El recibimiento fue muy agradable, me sentí la persona más importante y sobretodo, muy bienvenido  y un huésped muy esperado. Dejé mis maletas encargadas en el vestíbulo, mientras iba a saborear mi primer desayuno oaxaqueño; me senté en una de las mesas que están en el tercer patio del hotel y debajo de un toronjal que me ofreció una grata sombra, mientras saboreaba y admiraba el arte de los platillos. Porque sabrán ustedes que con tan diligentes cocineras, el menú hay que comerlo con la boca y la vista. Y aconsejado por Rosy, Teresa y Aurora, quise saborear el plato estrella: “los huevos a las golondrinas” y por mi parte pedí también, las frutas tropicales, un jugo de naranja y una taza de café americano. 

Cuando me entregaron las llaves de mi habitación, me sorprendieron dos cisnes blancos en mi cama, hechos artísticamente con las toallas. Deshice mi maleta y cámara en mano empecé a fotografiar la paz, la belleza y la sencillez del hotel. 







Me detuve en cada rincón y pude apreciar las formas de las macetas de barro, las figuras de sombras y luces que daban al patio, las plantas; el olor a tierra mojada y a flores de exquisito aroma; el movimiento de las nubes que apreciaba sentado en el patio del platanal; el sonido del gorrión que quiso acompañarme durante la lectura de mi libro. Puedo decir que mi estancia fue especial y que la ciudad colmó y sobrepasó mis expectativas.


Regresaré…

 Verano de 2014.








viernes, 20 de marzo de 2015

Actividades marzo-abril

A nuestros huéspedes:

Les dejamos aquí alguna información sobre diversas actividades en nuestro estado.
Los horarios y la información es responsabilidad de los organizadores.

¡Deseando siempre que su estancia en Oaxaca sea lo más placentera posible!





Expo artesanal de alebrijes del 29 de marzo al 12 de abril
San Antonio Arrazola, Xoxocotlán, Oaxaca.







Talleres en el Centro Cultural San Pablo
Informes (951) 50118800 ext. 181/ infosanpablo@fahho.org
Talleres para niños mayores de 8 años, adolescentes, jóvenes y adultos.
Taller de máscaras de madera: 28 y 29 de marzo, de 10 a 14 h.
Taller de cestería: del 30 de marzo al 3 de abril, de 10 a 14 h.
Taller de alebrijes: 4 y 5 de abril, de 10 a 14 h.
Taller de barro negro: del 6 al 10 de abril, de 10 a 14 h.






Nick O´Leary frecuennta los locales de música indie de Nueva York con su grupo, acaba de romper con su novia. Es un joven sensible que toca el bajo y que tiene el corazón roto. Una noche, una chica le pedirá que finja ser su novio durante cinco minutos para esquivar a una antigua pareja. Así conocerá a Norah Silverberg, con quien no parece tener nada en común, salvo su gusto por el mismo tipo de música. Juntos se embarcarán en una noche llena de aventuras.

Público: adolescentes y adultos.
Informes: (951) 502 6344
Horarios y precios: 21 de marzo de 2015/ sábado 12-14 h.
Entrada libre
BS Biblioteca Infantil de Oaxaca/Auditorio José López Alavez




Ven a celebrar el VIII aniversario de la BS y el Día Internacional de la narración, escuchando historias de monstruos. También puedes acudir a la fiesta con tu disfraz más mostruoso y diviértete con nosotros.
Actividades:
Elaboración de máscaras: de 12 a 13 h.
Narración de cuentos: de 13 a 14 h.
Comida mostruosa: de 14 a 15 h.
Baile de mostruos: de 15 a 16 h.
Precio: $30/ Infantil
Informes: (951) 5025344
Lugar: Biblioteca Infantil de Oaxaca/José López Alavez 1342.






Mamady Keita es un maestro del djembe (instrumento de percusión) y uno delos más famosos y respetados djembefolas (palabra malinké para nombrar al ejecutante de djembe. 
Horarios y precios: 21 de marzo de 2015
Sábado de 20-21.30 h.
Entrada libre con cortesías.
Lugar: Teatro Juárez/Av. Juárez 703
Informes: (951) 5025476






Raúl Soruco
Museo de los pintores MUPO-27 de marzo 2015 a las 19h.


"Nace en Cochabamba, Bolivia en 1952. Transcurre su adolescencia fundamentalmente en La Paz. A la edad de 16 años inicia su formación en un taller de dibujo impartido por el arquitecto José de Mesa, más tarde toma diversos cursos y talleres de artes plásticas en Bolivia y Brasil.
Debido a su gran interés, decide cursar la carrera en la Facultad de Artes de la Universidad Mayor de san Andrés en La Paz Bolivia. Los maestros que más influencian su carrera fieron: María Esther Ballivian, Gonzalo Rodríguez y Octavio Vargaas entre otros. Más adelante se dedica temporalmente a la escultura. Junto con otros compañeros, ven la necesidad de la creación de un taller de grabado y junto con el maestro Vargas, findan el taller de Grabado de dicha facultad.
Seducido por las técnicas gráficas, decide tomar cursos de litografía en la Universidad Nacional de Brasilia. Posteriormente continúa especializándose en el taller de Grabado "Leda Watson" en Brasil.
En 1981 viaja a México donde ingresa al Taller de la Gráfica Popular TGP, dos años más tarde, con el apoyo del maestro José Sánchez y de la maestra Isabel Beteta, crea su propio taller de litografía.
A lo largo de 30 años de trabajo continuo, con más de un centenar de artistas, adquiere una vastísima experiencia como impreso de diversas técnicas gráficas y su taller "Gráfica Soruco" es considerado uno de los talleres profesionales más importantes de América Latina.
En 1992, por invitación del Maestro Francisco Toledo, traslada su taller a la ciudad de Oaxaca donde trabaja también con diversos e importantes pintores del lugar y extranjeros".





"Las mujeres que leen son peligrosas"
BS Biblioteca infantil de Oaxaca- patio
José López Alavez. Col. Xochimilco.
Informes: 01 (951) 5026344
Horarios y precios: del 15 de marzo al 15 de abril de 2015
De lunes a domingo/Entrada libre

El escritor alemán Stefan Bollmann recopiló una serie de imágenes de pinturas de  mujeres de diferentes épocas con sus libros. La exposición fotográfica "hace referencia al furor por la lectura que las mujeres experiementan a partir del siglo XVIII.
Más información en : http://bit.ly/1CRDEqz






Inauguración de la Exposición Temporal:
Infinita...mente" Escultura y plástica de Víctor Ángel García Vázquez
Viernes 27 de marzo a las 19 hs. y el
Sábado 28 de marzo a las 19 hs. se inaugura la exposición:
"La luz detrás del arte" Fotografía de Conrado López Ruiz
Sala temporal 3 y Entrada gratuita.








Notas:

* Recordando al gran poeta chiapaneco (México).




"No me hables, si quieres, no me toques,
No me conozcas más, yo ya no existo
Yo soy sólo la vida que te acosa

Y tú eres la muerte que resisto"







* El equinoccio de primavera tendrá lugar el 20 de marzo a las 22:45 UTC (16:45 Centro México)- Información del Instituto de Astronomía UNAM












jueves, 19 de marzo de 2015

Breve historia de la ciudad


Es fácil no perderse en el centro de la ciudad de Oaxaca, no importa que no conozcas los nombres de las calles o, hayas venido por primera vez a visitarla. Simplemente, debes fijarte en unas cuántas cosas que hay alrededor del punto donde te encuentras: una librería, alguna iglesia, una casa con historia o, el puesto de quesadillas de tantas personas; como doña Azucena, quien todos los días exceptuando los martes, se coloca en la esquina de aquel parque desde las ocho de la mañana, hasta las siete de la tarde para vender sus almuerzos o comidas.




Si te fijas bien en todo éso, no tendrás problemas para orientarte y saber dónde te encuentras; incluso sin preguntar a nadie porque si lo haces, no te faltará ayuda, la gente es muy amable.Y es que la configuración urbana de Oaxaca nada tiene que ver con el barrio judío de Toledo que siendo espectacular, te pierdes no sólo por su belleza sino por sus caminos enredados y calles empinadas. La ciudad de Oaxaca, como el de muchas ciudades novohispanas, tienen un denominador común: son regulares; reticuladas, "trazadas a cordel". Los conquistadores quisieron fundar las ciudades y pueblos con el objetivo de ordenar el territorio, haciendo que su trazado regular facilitara su defensa en caso de ataque, de allí sus calles rectas y también concentraron en ella, las autoridades civiles y religiosas.

Se dice que las Leyes de Indias de 1573 son la primera legislación urbanística conocida.
Es así, como la implantación del proyecto que divide a la ciudad en plazas, calles, solares "a cordel y regla" comenzaba por la plaza mayor y desde ella, se trazaban las calles "a las puertas y caminos principales". 

Los historiadores cuentan que esa "planimetría" en la ciudad de México, fue obra de Alonso García Bravo y, en la ciudad de Oaxaca, obra de Juan Peláez de Berrio. No obstante, hay historiadores (M. Toussaint) que atribyen al mismo Alonso García Bravo, el proyecto urbanístico de Oaxaca, argumentando que después de 1523, éste vivió en Oaxaca y desempeñó diversos cargos como el de alcalde, alguacil mayor y mayordomo. 

Cuando en 1519 Hernán Cortés llegó a tierras oaxaqueñas con el propósito de encontrar el oro del que le hablaron en Tenochtitlán y a la vez, buscar alianzas con mixtecos y zapotecos; los indígenas poblaban una zona llamada Huaxyácac que significa "en la extremidad del huagin por estar fundada en el extremo de un bosque de huajes". A pesar de su resistencia, los españoles ocuparon el poblado en 1521.

En 1526, la ciudad recibió el nombre de Antequera de Oaxaca y se nombró a Juan Peláez de Berrio; Alcalde Mayor, recibiendo la misión de trazar y urbanizar la ciudad para lo cual, tuvo que quitar tierras a los habitantes de Huaxyácac. Es así, como la Real Cédula del 14 de septiembre de ese año indicaba: "distribuir los solares y sitios de la ciudad que se había de fundar...". Sin embargo, el documento de la fundación no se conoció en Nueva España, sino hasta 1529. En igual fecha, se otorgó a Cortés mediante Real Cédula, el título de Marquéz del Valle de Oaxaca.

En 1528 llegaron los dominicos. y ya a finales del siglo XVI, Oaxaca contaba con iglesias en el norte, el sur, el este y el oeste de la ciudad:

- Al este, la ermita de San Marcial (posteriormente convento de la Merced). 
Asociada con el sol naciente, la fertilidad, el agua y la renovación.
- Al norte, el convento de Santo Domingo y ermita de la Veracruz (más tarde convento del Carmen Alto).
Asociado con el pleno sol, la lluvia y el crecimiento.
- Al oeste, la ermita de San Sebastián (posteriormente iglesia de la Soledad).
Asociada con el sol poniente, la muerte de Cristo, la tierra y la mujer.
- Al sur, el convento de San Francisco.
Asociado al sacrificio de Cristo y al sol alrededor del mundo.

Y en el centro exacto de la ciudad, se construyó la Catedral, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora.

Toda nuestra información está tomada del estudio "Configuración urbana de Oaxaca: la casa de Hernán Cortés" de F. Halcón. (Ver: institutional.us.es/revistas/arte/11/23%20halcon.pdf).






martes, 17 de marzo de 2015

Actividades varias en nuestro Estado


San Martín Tilcajete se encuentra a 23 km. de la ciudad deOaxaca.
Forma parte del distrito de Ocotlán (Región de los Valles Centrales).
Del 27 de marzo al 12 de abril. 
Horario de 9:00 a 19:00 hrs.
Exposición de alebrijes gigantes.
Exposición y venta de alebrijes
Gastronomía.
Tallado de madera.
Taller "pinta tu alebrije"
Galera Municipal-frente a la iglesia del siglo XVII, centro de la población.


San Andrés Huayapam, Oax- a 5 km. de la ciudad de Oaxaca.
Domingo 29 de marzo a partir de las 11:00 am.
Poblado de los Valles centrales y cuna de la bebida milenaria de los dioses:
El Tejate.
Huayapam viene del náhuatl y significa: "sobre el mar"



San Pablo Güilá: aproximadamente a 73 km. de la capital oaxaqueña.
Del 12 al 15 de marzo:
Intercambio de bailables regionales.
 Encuentro de bandas de viento.
Actividades deportivas.
La comunidad tiene preparado todo para el recibimiento de peregrinos y turistas.
Proveerá de alimentación a los asistentes, ya que cuentan con un restaurante tipo comunitario en el cual, compartirán platillos típicos sin costo.

Otros atractivos turísticos:
 “Las Salinas”, un importante yacimiento de aguas termales.
El “cerro del temblor” sitio en el que los practicantes de la medicina tradicional realizan sanaciones mediante métodos prehispánicos y alternativos.
Espectaculares paisajes y miradores y ahuehuetes .



Plaza de la Constitución, lado sur Zócalo, Centro Histórico, Oaxaca. Tel: 5011662



Hidalgo 907 (Antiguo Callejón de San Pablo).


Les hemos puesto algunas cosas que pueden ver o participar en Oaxaca. También les dejamos un enlace donde pueden encontrar todos los mercados importantes que hay en el Estado: http://municipiodeoaxaca.gob.mx/mercados-oaxaca



lunes, 16 de marzo de 2015

Aventuras en San Mateo Peñasco (Mixteca).


La peña de San Mateo.  

            Me quedé cautivada de esa imagen, penetré en sus colores, incluso toqué las sombras y reflejos de esos árboles y esa tierra mixteca. Lo que ocurrió no fue magia, tampoco casualidad pero inmediatamente me encontré allí, ¿un viaje surrealista? No lo sé, pero sucedió. Regresé a  San Mateo Peñasco pero no como hoy, sino como antes y me contagié de instantes de 1987, 1988 y parte de 1989 en donde como antropóloga reconocía una región de mucha historia. Estaba justo en el camino que une a San Agustín Tlacotepec con Chalcatongo y frente a mí se alzaba Ella; majestuosa, soberbia, elegante.

            Una peña que veo con claridad, quizá una mañana sobre las 8, el campo verde, las casas oliendo a humo de tortilla de maíz recién traído del molino... Entusiasmada y algo nostálgica, suspiré y recordé mis aventuras en ese pueblo y aquella que tuve en la inmensa roca.

            Mis papás me animaron a escribir, quizá lo hubiera hecho antes, pero me faltaba  la confabulación que se produjo cuando vi la foto y luego, aquella palabra: “¡adelante!” escrita por ellos. Y aquí estoy queriendo hablarle a mis recuerdos para que juntos seamos cómplices de un relato, quizá no demasiado real porque los años han pasado, pero en cierta forma para mí, sí intenta describir lo que fue y lo que es. Así pues, me propongo contarles paso a paso todo lo que va surgiendo ante mi vista, lo que se va impregnando a través de mi olfato, lo que la estela de sonidos susurra a mi oído, a mi gusto y a mi tacto.

            Vuelvo a ese tiempo para poder recrear los diálogos y las sensaciones. No es necesario cerrar los ojos, sólo me dejo llevar…

            Para ustedes papitos.

            Nos levantamos muy temprano Luis y yo dispuestos a escalar esa peña que anteriormente había subido con dos amigas del pueblo. Dos jovencitas que fueron mis inseparables amigas durante los días que viví con tía Bego en su casa.  Y fue ella, quien desconfiada, me preguntó:

-       -   ¿Van a ir solos?

-        -  

-         Deberías de llamar a  alguien que los guíe. Se pueden perder. Y haciéndole señas a uno de sus hijos para que se acercara, le pidió que fuera rápidamente por  Esteban  y le dijera que viniera para acompañarnos en nuestro recorrido.

            Alcé la vista y vi la peña. Era perfecta, en ella no había trampa. Veía con claridad su figura y tampoco me parecía tan alta y complicada. Así que le contesté a tía Bego con gran seguridad.

-         ¡No hace falta! No me perderé tía Bego. Sé ir.

            Le sonreí y tomamos los tacos que nos había preparado. Le di un beso en la mejilla de despedida, y le repetí hasta tres veces que no se preocupara, que estaría de vuelta pronto. Ese día por la tarde, tirarían cuetes, anunciando el inicio de las fiestas del pueblo; era quizá un 20 de septiembre a las 9 de la mañana.

En este punto debo hacer dos aclaraciones.

            La primera es para ubicar a la comunidad de San Mateo Peñasco, localizada en la Mixteca al suroeste del distrito de Tlaxiaco en el estado de Oaxaca. Y es aquí donde realicé el trabajo de campo y la investigación que darían lugar a mi tesis de maestría en antropología social. La segunda, es el porqué del uso de “tía” (xixi) y tío” (xito) para dirigirme a las personas adultas pues esa palabra es señal de respeto para con ellas, así me lo explicó Eugenia.

            Siguiendo con mi relato, recuerdo los ojos de tía Bego, su expresión, sus  recomendaciones para que mi osadía e intrepidez reposaran un poco y apareciera la sensatez que encauzara la aventura que pretendía hacer. No era la primera vez que tía  sabía de mis caminatas por la Mixteca y mis viajes a la Costa Chica para continuar con mi proyecto de tesis y, cuando aquello sucedía, su sonrisa me preguntaba varios “para qué” y sus palabras me proponían nuevos informantes. Como ella, otras tías intentaron  ayudarme a encontrar la respuesta a la famosa interrogante que todo problema de tesis debe tener, a sacar las fotos tan deseadas del proceso de producción de seda, a curarme del mal de ojo que padecí en el pueblo de Pinotepa de Don Luis, a permitirme estar con ellas en su puesto de mercado para observar y tomar nota de lo que veía y a tantas cosas más pero, estas son otras historias.

-         Eres demasiado confiada. Hay gente con más experiencia que se ha perdido en la peña.

            Me detengo un poco en ese instante y veo en su mirada; recelo y duda. De alguna forma, las historias de apariciones o extravíos en quebradas y abismos rodeaban las leyendas de la peña.

            Comenzamos a subir. El día era caluroso así que el agua se nos acabó pronto. Yo llevaba una bolsa de ixtle, de esas que llevan los tacuates  donde guardé mi cámara pequeña, ambas cosas más tarde, tendrían un protagonismo absoluto en lo que  después sucedería.  A medida que avanzábamos, el camino dejó de ser ligero y la senda de terracería empezó a convertirse en pedregosa; los desniveles devoraban el paisaje y nuestra agilidad tomó el relevo a la calma de aquellos pasos firmes y seguros cuando un par de horas antes, divertidos y ufanos contemplábamos el paisaje. Para nosotros era una excusión fantástica, así que empezaron a sonar los click click de mi cámara de fotos. En ocasiones se nos complicaba la escalada pues las rocas eran enormes y casi no teníamos donde apoyar el pie y por ello, no tardé en percatarme de mi equivocación aunque no me importó, pues por lógica, ese camino también llegaba a la cima.  

- ¡Hemos llegado!, ¿Qué hora es? Preguntó Luis.

- Ya son las tres de la tarde. Hora de comer otro taco y hacer un breve descanso para regresar al pueblo; contesté acomodándome en una explanada verde cerca de la sombra de un gran pedrusco.

            Otra vez saqué mi cámara pensando tomar la mejor foto que pondría en la primera hoja de mi tesis, realmente había subido a la peña por esa foto. Así era yo ¿o soy?

-¡A bajar! Dije alto, al mismo tiempo que aspiraba el aire puro de ese lugar.

            No recuerdo bien la hora que era pero, en esos momentos, el tiempo pasó de prisa. La tarde caía y nosotros no encontrábamos el camino de vuelta ¡pero se veía tan fácil! ¡Allí estaba el pueblo, cerquita de nuestra mirada!, ¡pero si podía llamar a tía Bego y decirle “¡Ya voy!”

            Tampoco sé cuántos minutos nos llevaba desandar lo que nuestros pasos hacían. Pero dimos varias vueltas. Unas porque de plano, sin saber cómo, regresábamos al mismo lugar una y otra vez; otras porque simplemente, era imposible bajar sin sufrir un accidente y teníamos que retroceder.  Fue entonces cuando se me ocurrió utilizar mi bolsa de ixtle como reata y ayudarnos con ella para progresar en nuestros descensos y ascensos.

-         Te toca a ti. ¡Órale, ahí va!

-         Imposible. ¡No puede ser! Eran nuestras palabras que acompañaban a nuestra desesperación.

            Oscurecía, la luz menguaba y sabíamos que pronto, no tendríamos más oportunidades para seguir buscando el camino para regresar al pueblo. Decidimos mejor encontrar un lugar para esperar, ¿esperar? Sí, esperar nuestro rescate. Yo estaba segura que vendrían a buscarnos. Así que en cuanto la penumbra apareció, ambos concluimos que no había que moverse más.

            No recuerdo miedo, ni desconfianza, ni tan siquiera arrepentimiento de mi imprudencia durante esas horas que transcurrían. Sólo sentía frío, mucho frío conforme oscurecía y la temperatura bajaba.

            Mientras esto sucedía en la peña, tía Bego repetía a cada rato a gente del pueblo: “Se ha perdido”.

-         Quizá ya no tarde. Usted no se preocupe. Le contestaban.

-         No, se ha perdido. Respondía contundente.

-         Ella me dijo que estaría aquí sobre las 5, a más tardar las 6. Ya está haciéndose muy tarde y sin luz no podrá bajar. Hay que buscarla.

            Mi compadre Abundio me contó que la tía no mencionó en ningún momento a Luis. Nunca habló en plural. Ella solo se refería a mí.

            Después pude comprobar que para aquella gente, yo era su responsabilidad y era también una amiga que había dejado de ser forastera. Luis era un forastero.

            A las siete tía Bego fue a ver al Presidente Municipal pero como no estaba, habló o intentó hablar con el síndico para pedirle que fueran a buscarme. Sin embargo, debido a la hora y a la fecha, el síndico ya no estaba sobrio y sólo le repetía.

-         Espere usted. Ya regresará., oliendo a mezcal.

            Tía Bego insistió e insistió, hasta que por respuesta obtuvo “iremos mañana, ahora es imposible subir a la peña. No se ve nada y es peligroso”.

-         ¿Mañana? ¡No! Hoy, ahora mismo.

            Me cuentan que su impotencia por lograr convencer a las autoridades para que fueran por mí (por nosotros), hizo que empezara a beber para calmarse. Me consta que tía Bego no bebía, quizá alguna cerveza de vez en cuando pero nada más. Ese día sorprendió a todos llorando y bebiendo y buscando a alguien que quisiera subir a la peña para encontrarme (encontrarnos). Así llegó a buscar a los profesores de la escuela del pueblo; uno de ellos era mi compadre Abundio (al año siguiente me convertiría en madrina de su pequeña hija) quien le dijo:

-         Consígame usted a alguien que pueda guiarnos y voy. Pues llendo solo, me perdería también.

            Pronto tía Bego consiguió a Gustavo que conocía bien la peña y junto con mi compadre Abundio y tres personas más, se encaminaron a buscarme, llevando consigo unas lámparas y alguna escopeta.

            De repente, a lo lejos divisamos unas luces.

-         ¡Ya vienen! ¡Nos buscan! Grité. Y presurosa tomé mi cámara para tirar unas fotos pues el flash ayudaría a localizarnos. ¡Bendita cámara!

            Y de esta forma, se entabló una comunicación de luces y sonidos. Esperamos. Tardaron unas horas aún en llegar a nuestro encuentro. Cuando eso pasó, mi compadre me advirtió:

             - Carmen tienes a tía Bego muy disgustada y me abrazaron y felices descendimos la peña.

            Ellos, mis rescatistas, me alumbraban el camino. ¿Luis? Atrás, intentando aferrarse a la penumbra que dejaban las linternas para no caerse. Nadie le alumbraba a él y yo lo hice notar pero, por respuesta vi la sonrisa de mi compadre, diciendo “el que se busque la vida, venimos por ti”. Parecía como que fuera Luis el responsable de ese angustioso día.

            - Vas a encontrar a tía Bego muy borracha. Ha bebido mucho.

            - ¿Tía Bego?,  ¿por qué?

- ¿Por qué crees? Pues por ti, ¿por qué va a ser?

            La bajada de la peña fue de risas pues de vez en cuando resbalábamos y también de larga plática, contando yo mi aventura y ellos, la zozobra que tía Bego había vivido desde las 5 de la tarde, buscando y convenciendo a alguien para que subiera a mi rescate.

            Al llegar al pueblo, me dirigí a casa de tía Bego. Ella ya estaba afuera esperándome. Su casa estaba justo a la entrada del pueblo. Tía Bego me abrazó y lloró y lloró. Me dio un beso y me preguntó si quería comer algo. Le contesté que no y le pedí perdón. Entonces me dijo que me fuera a dormir porque estaría muy cansada. Era tarde, quizá las 2 de la mañana. No hablamos más, ella también se fue a dormir.

            Al día siguiente, recibí la visita del síndico del pueblo que al verme me dijo:
-         Licenciada, no lo vuelva a hacer. Ahora está usted bien pero hoy pudo ser un día trágico. ¿Se da cuenta?

            Han sido estas palabras las que acompañan el recuerdo que tengo de la peña porque encierran muchos sentimientos, una experiencia, una imagen y una fama que días después, caminando por las calles del pueblo, pude comprobar al oír “Cuidado, no se vaya a perder otra vez…”
             
(Aventuras de una antropóloga-CVH).